sábado, 12 de septiembre de 2009

Primer Acto: ¡Mamá, ayer llegué curado!


Seamos sinceros, quién no ha llegado copetiado a su casa en medio de la noche. Quizás algunos se puedan eximir de culpas, pero la realidad es otra, pues la gran mayoría ha caído en las garras del alcohol y de los carretes “mal enfocados”. Pero, el problema de ello se da cuando tratas de pasar piolita, con la poca coordinación que te queda, y terminas haciendo alboroto de todas maneras pues el perrito ladra o tu hermano(a) comienza a pedirte explicaciones mientras sientes que un fuerte dolor de cabeza te atraviesa.

En la mañana siguiente, lo más rancio se da cuando al hacer el primer pestañeo, sientes un fuerte “hachazo” y un olor no muy agradable emana de tus poros. Aunque lo más cuático sucede cuando entra tu madre con sus dotes de mando a pedirte explicaciones por tu estado, mientras tanto te recorre una amnecia que no te permite ver con claridad.

Y, de repente sientes como todo un drama se te viene encima. Tu vieja te amenaza con castigarte, restringirte la mesada y quitarte tu celular; recién ahí caes a tierra y te percatas de que tu móvil no está (de seguro lo perdiste). Pero, "qué no panda el cúnico", tienes que pensar rápido y dar una chiva creíble como: mamá, tu sabes que yo te quiero mucho, pero como yo nunca tomo me cure con rapidez o el estoy muy estresado con mi carga académica, yo sólo quería pasar un rato agradable, etc…

Ante casos así tienes que ser avispado y nunca echarle la culpa a tus amigos, pues si se crean una mala imagen con tus padres, la cosas se pone aun más complicada. Por esto y mucho más ¡Atina con tus viejos!



0 comentarios: